cap07 finalizar segunda revisión

This commit is contained in:
Victorhck 2022-09-17 18:13:55 +02:00
parent 21a8e79612
commit 1fbd1adbf5

View File

@ -124,41 +124,41 @@ Pedir ayuda no está limitado únicamente a temas técnicos, hay muchas otras ma
La razón más común de nuestra reticencia a la hora de pedir ayuda es nuestro deseo de confort. Pedir ayuda significa el ponernos a nosotros mismos en un estado de vulnerabilidad y esperar que las personas a las que pedimos ayuda nos traten con amabilidad, respeto y dignidad. Esta vulnerabilidad puede verse amplificada si no conocemos a la persona a la que pedimos ayuda o si esa persona es un profesional médico. Pero es necesario el colocarnos en esa situación de vulnerabilidad, especialmente si los problemas o situaciones a las que nos enfrentamos están fuera de nuestro control o exceden nuestra experiencia. Si estamos a punto de sentirnos agotados (o estamos inmersos en un proceso de agotamiento) podremos necesitar la ayuda de un doctor o terapeuta para tratar de la mejor manera la situación que estamos experimentando. Si nuestro trabajo nos causa estrés o tensión, quizás necesitemos hablar con otras personas de nuestro entorno para descubrir si también otras personas están experimentando estos sentimientos. Incluso un simple acto de compasión con nuestros compañeros puede ayudarnos a darnos cuenta que no estamos solos enfrentándonos a estos problemas y puede ayudarnos a encontrar mejores formas de gestionar nuestra carga de trabajo o estrés. A veces no nos damos cuenta de cuando nuestros trabajos o relaciones han pasado a ser de respetuosas y beneficiosas a ser algo que nos provoca más daños que algo positivo.
"No hay que sentir vergüenza en pedir ayuda" es una frase demasiado utilizada, pero pedir ayuda no es un acto vergonzoso. Necesitamos ayuda de otras personas. Incluso alguien que diga "siento que tengas que tratar con eso" puede ser una conexión con otra persona que simpatiza con lo que estamos pasando. Encontrar a otras personas que estén dispuestas a escuchar, empatizar y compadecerse puede ser la diferencia entre sentirse parte de una comunidad o sentir que hemos sido abandonados en nuestra profesión.
"No hay que sentir vergüenza en pedir ayuda" es una frase demasiado utilizada, pero pedir ayuda no es un acto vergonzoso. Necesitamos ayuda de otras personas. Incluso simplemente alguien que diga "siento que tengas que tratar con eso" puede ser una conexión con otra persona que simpatiza con lo que estamos pasando. Encontrar a otras personas que estén dispuestas a escuchar, empatizar y compadecerse puede ser la diferencia entre sentirse parte de una comunidad o sentir que hemos sido abandonados en nuestra profesión.
También necesitamos reconocer cuando nuestros sistemas de apoyo no nos están siendo de ayuda. Si vemos que hablar con alguien más no nos está ayudando a resolver los problemas, quizás necesitamos encontrar otras vías de ayuda. Quizás nos demos cuenta que necesitamos ayuda extra.
Darse cuenta de la necesidad de apoyo adicional puede ser difícil, pero una vez que hayas llegado a la conclusión, te animo a que actúes para conseguir esa ayuda extra. Esto requiere de auto conciencia y honestidad con lo que estás sintiendo. Solo tu conoces tu situación y si estás siendo honesto contigo mismo. Si no estás siendo honesto contigo entonces solo tu puedes darte cuenta de eso y puedes tomar la iniciativa para buscar la ayuda que necesites. Nadie mejor que tu conoce tus mecanismos internos.
Darse cuenta de la necesidad de apoyo adicional puede ser difícil, pero una vez que hayas llegado a la conclusión, te animo a que actúes para conseguir esa ayuda extra. Esto requiere de auto conciencia y honestidad con lo que estás sintiendo. Solo tu conoces tu situación y si estás siendo honesto contigo mismo. Si no estás siendo honesto contigo, entonces solo tu puedes darte cuenta de eso y puedes tomar la iniciativa para buscar la ayuda que necesites. Nadie mejor que tu conoce tus propios mecanismos internos.
Pedir y recibir ayuda es una habilidad y como cualquier otra habilidad requiere práctica. Cuando éramos niños, teníamos medios muy simples para pedir ayuda (llorar, señalar algo, etc). Estas habilidades están grabadas en nosotros como parte de nuestros mecanismos de supervivencia, pero a medida que crecemos nuestro mundo se vuelve más complejo. Nuestros métodos de pedir ayuda tienen que madurar igual que nosotros mismos vamos madurando. Esto no es algo que surja de manera natural en ninguno de nosotros. Nos resistiremos a pedir ayuda y nos resistiremos cuando estemos recibiendo ayuda de otras personas. La repetición y una práctica cuidadosa nos ayudará a mejorar nuestra habilidad de pedir ayuda. Mejorar esas habilidades nos ayudará a sobreponernos a los obstáculos a los que nos enfrentamos en nuestro día a día. Esa mejora nos ayudará a ser no solo mejores programadores si no también a mejorar cómo gestionamos los retos que la vida nos ofrece.
## Renunciar
A los programadores no les gusta pensar en darse por vencidos. ¿Cuantas veces hemos pedido a otras personas que tengan paciencia mientras intentábamos solucionar algo que no estaba funcionando? ("Déjame unos minutos más, por favor, ¡de verdad!") Trabajamos con máquinas que parece que no tienen límites en sus posibilidades. Como programadores nos sentimos obligados a explorar esas posibilidades, pero a veces no queremos hacer esa exploración. A veces echamos un vistazo a la lista de cosas que deberíamos aprender y nos preguntamos si merece el esfuerzo. Miramos las ofertas de empleo relacionadas con nuestras habilidades y no encontramos mas que trabajos sin sentido. Los nuevos programadores nos preguntan qué es ser un programador y nos preguntamos si deberíamos advertirles sobre los peligros de escoger una profesión que nos ha llevado a ser infelices y sentirnos insatisfechos. La alegría que sentíamos mientras aprendíamos el oficio va desapareciendo y luchamos contra el miedo de nunca volver a sentir ese sentimiento de nuevo.
A los programadores no les gusta pensar en darse por vencidos. ¿Cuantas veces hemos pedido a otras personas que tengan paciencia mientras intentábamos solucionar algo que no estaba funcionando? ("Déjame unos minutos más, por favor, ¡de verdad!") Trabajamos con máquinas que parece que no tienen límites en sus posibilidades. Como programadores nos sentimos obligados a explorar esas posibilidades, pero a veces no queremos hacer esa exploración. A veces echamos un vistazo a la lista de cosas que deberíamos aprender y nos preguntamos si merece la pena el esfuerzo. Miramos las ofertas de empleo relacionadas con nuestras habilidades y no encontramos mas que trabajos sin sentido. Los nuevos programadores nos preguntan qué es ser un programador y nos preguntamos si deberíamos advertirles sobre los peligros de escoger una profesión que nos ha llevado a ser infelices y sentirnos insatisfechos. La alegría que sentíamos mientras aprendíamos el oficio va desapareciendo y luchamos contra el miedo de nunca volver a sentir ese sentimiento de nuevo.
La programación no es para todo el mundo. Ha habido momentos donde me he preguntado si debería continuar trabajando como programador. Estoy frustrado porque no puedo aprender todo lo que quiero saber. Me preocupa que lo que estoy aprendiendo siga siendo relevante cuando haya acabado. Siento ansiedad por no se capaz de competir en un mercado laboral donde todos los demás parecen tener ventaja. Lucho por conseguir un puesto de trabajo que ofrece un puesto que no creo que vaya a ser relevante dentro de seis meses, y ya no digamos 10 o 100 años. Siento que el futuro de la computación que me prometieron ha sido corrompido y todos nosotros estamos atrapados en un mundo donde los ordenadores no son más que simples palancas para que las empresas abran las carteras de sus clientes.
Es fácil volverse fatalista sobre la práctica de la programación, pero me he dado cuenta de que hay más en la informática y la programación que lo que el mercado laboral ofrece.
Parte del placer de programar es la curiosidad. Si podemos alimentar nuestra curiosidad mientras programamos, entonces tenemos muchas vías por explorar. Siempre hay otras ideas y otros temas por descubrir, como el desarrollo de juegos, lenguajes esotéricos u otros paradigmas de programación. El mercado laboral utiliza una fracción de las ideas de programación que están esperando a ser exploradas. También hay muchos emuladores y equipos antiguos disponibles con buena documentación y comunidades vibrantes. Un área que me ha intrigado, es aprender cómo funcionan las computadoras más antiguas. Las computadoras más antiguas son simples y se pueden entender con paciencia y la mentalidad adecuada. Estas máquinas son bien conocidas y la mayoría de estos programas más antiguos fueron elaborados por un solo programador. Constituyen excelente espacio para aprender no solo cómo funcionaban las máquinas más antiguas, sino también muchos de los conceptos que aún impregnan nuestras máquinas modernas.
Parte del placer de programar es la curiosidad. Si podemos alimentar nuestra curiosidad mientras programamos, entonces tenemos muchas vías por explorar. Siempre hay otras ideas y otros temas por descubrir, como el desarrollo de juegos, lenguajes de programación "esotéricos" u otros paradigmas de programación. El mercado laboral utiliza una fracción de las ideas de programación que están esperando a ser exploradas. También hay muchos emuladores y equipos antiguos disponibles con buena documentación y comunidades vibrantes. Un área que me ha intrigado, es aprender cómo funcionan las computadoras más antiguas. Las computadoras más antiguas son simples y se pueden entender con paciencia y la mentalidad adecuada. Estas máquinas son bien conocidas y la mayoría de estos programas más antiguos fueron elaborados por un solo programador. Constituyen excelente espacio para aprender no solo cómo funcionaban las máquinas más antiguas, sino también muchos de los conceptos que aún impregnan nuestras máquinas modernas.
¿Qué ocurre cuando nos damos cuenta de que no quedan en nosotros ganas de disfrutar al programar? ¿Qué hacemos cuando la idea de programar ya no nos emociona? ¿Cómo continuamos cuando la simple idea de probar algo nuevo nos llena de terror? ¿Entonce qué?
¿Qué ocurre cuando nos damos cuenta de que no quedan en nosotros ganas de disfrutar al programar? ¿Qué hacemos cuando la idea de programar ya no nos emociona? ¿Cómo continuamos cuando la simple idea de probar algo nuevo nos llena de terror? ¿Entonces qué?
Si no encontramos ninguna diversión en programar, entonces necesitamos entender por qué nos estamos sintiendo de esta manera. Quizás estamos cansados después de un proyecto muy duro que ha agotado en nosotros toda la diversión y la emoción de programar. Quizás las comunidades a las que nos hemos unido, ya sea en nuestra ciudad o por la red son hostiles o poco acogedoras. Quizás pensemos que programar sería más divertido pero cada vez que empezamos, desearíamos estar haciendo _algo_ / _cualquier cosa_ en su lugar.
Programar es lo mejor cuando de verdad quieres hacerlo. No es para cualquiera. Si estás estancado en una situación en la que no quieres programar nunca más, entonces el mejor rumbo que puedes tomar es dejar de ser programador. No tiene que ser vergonzoso dejar de programar, muchos programadores han perdido la chispa de la ilusión y el deseo de programar y se han cambiado a otros campos. Está bien dejar el campo de la programación y hacer otra cosa.
La programación solo es una faceta de nuestras vidas. Cierto, puede ser una faceta muy grande de nuestras vidas y puede dar miedo el abandonar algo en lo que hemos trabajado tan duro para conseguir. Pero si nos damos cuenta que únicamente seguimos los movimientos por inercia y ya no experimentamos ningún disfrute cuando estamos programando, entonces es tiempo de pensar sobre qué más podemos hacer con nuestras vidas fuera de la programación. Se nos concede una cantidad limitada de tiempo para vivir nuestras vidas. Hacer algo con lo que no disfrutamos nos roba de una vida más significativa.
La programación solo es una faceta de nuestras vidas. Cierto, puede ser una faceta muy grande de nuestras vidas y puede dar miedo el abandonar algo en lo que hemos trabajado tan duro para conseguir. Pero si nos damos cuenta que únicamente seguimos los movimientos por inercia y ya no experimentamos ningún disfrute cuando estamos programando, entonces es tiempo de pensar sobre qué más podemos hacer con nuestras vidas fuera de la programación. Se nos concede una cantidad limitada de tiempo para vivir nuestras vidas. Hacer algo con lo que no disfrutamos nos impide vivir una vida más significativa.
Renunciar no debe ser una experiencia negativa. No hay vergüenza en quitarle tiempo a ser programador. Muchos programadores se han dado un "año sabático" de la programación para explorar otros intereses y recargarse de energía. Romper bucles de experiencias negativas en la programación puede ayudarnos a identificar lo que queremos de la programación y de la profesión de programador. Puede ayudarnos a encontrar y confirmar nuestros sentimientos más íntimos sobre la programación y ver si todavía estamos destinados a seguir por este camino.
Hay varios miedos que pueden impedirnos hacer esta ruptura con la programación. El primer temor se conoce con el elegante nombre de "falacia de la inversión irrecuperable". La falacia de la inversión irrecuperable es la creencia de que el tiempo y el esfuerzo que dedicamos a aprender y programar es una inversión, y esa inversión se desperdiciará si renunciamos. Por lo tanto, para preservar nuestra inversión debemos seguir programando. El problema con esta falacia es que supone que aún no hemos recibido el beneficio de ese tiempo y esfuerzo. Yo diría que aprender cualquier tipo de programación no es una habilidad desperdiciada. La programación se puede aplicar a muchas facetas de nuestras vidas, como simplificar tareas dividiéndolas en porciones más manejables, aplicar el pensamiento estructurado y comprender la lógica booleana básica. Muchos otros campos también han adoptado las computadoras, por lo que tener habilidades informáticas puede ser útil para ti o para otras personas. El conocimiento que tienes no se desperdiciará.
Hay varios miedos que pueden impedirnos hacer esta ruptura con la programación. El primer temor se conoce con el elegante nombre de "falacia de la inversión irrecuperable". La falacia de la inversión irrecuperable es la creencia de que el tiempo y el esfuerzo que dedicamos a aprender y programar es una inversión, y esa inversión se desperdiciará si renunciamos. Por lo tanto, para preservar nuestra inversión debemos seguir programando. El problema con esta falacia es que supone que aún no hemos recibido el beneficio de ese tiempo y esfuerzo. Yo diría que aprender cualquier tipo de programación no es una habilidad desperdiciada. La programación se puede aplicar en muchas facetas de nuestras vidas, como simplificar tareas dividiéndolas en porciones más manejables, aplicar el pensamiento estructurado y comprender la lógica booleana básica. Muchos otros campos también han adoptado las computadoras, por lo que tener habilidades informáticas puede ser útil para ti o para otras personas. El conocimiento que tienes no se desperdiciará.
El segundo miedo es el miedo a defraudar a nuestros compañeros programadores y a otras personas de nuestra organización si abandonamos la programación. Esto es complicado. Es complicado porque incluye a otras personas en nuestro proceso de toma de decisiones. Es posible que estemos en una organización que tiene una carga sustancial de tareas para completar, y nuestra decisión de renunciar significará que estas tareas no se completarán de la manera en que deseamos que se completen. No es difícil imaginar que nuestra ausencia cause daño a toda la organización y resulte en su eventual colapso. ¿Es cierto este escenario? Depende de nosotros determinar si nuestra ausencia realmente decepcionará a todos en nuestra organización. Esto nos pone en una situación en la que nuestro miedo nos deja sintiéndonos "acorralados". Nos sentimos "acorralados" porque nuestro miedo ha creado una situación en la que estamos eligiendo entre nuestro propio bienestar o el bienestar de los demás. Esta es una falsa dicotomía. Nuestra ausencia podría ser el catalizador para que alguien más retome nuestras tareas y trabaje en ellas, y posiblemente las complete de manera más efectiva que nosotros en nuestro estado actual. Necesitamos determinar si somos realmente insustituibles o si alguien más podría tomar nuestro lugar. La respuesta podría ser "soy insustituible, pero necesito salir de esta situación o me haré daño a mí mismo y a los demás si esto continúa". Depende de nosotros revisar si nos estamos ayudando a nosotros mismos y a las organizaciones a las que servimos, o si los estamos perjudicando a ellos y a nosotros mismos al engañarnos pensando que esto está funcionando.
El segundo miedo es el miedo a defraudar a nuestros compañeros programadores y a otras personas de nuestra organización si abandonamos la programación. Esto es complicado. Es complicado porque incluye a otras personas en nuestro proceso de toma de decisiones. Es posible que estemos en una organización que tiene una carga sustancial de tareas para completar, y nuestra decisión de renunciar significará que estas tareas no se completarán de la manera en que deseamos que se completen. No es difícil imaginar que nuestra ausencia cause daño a toda la organización y resulte en su eventual colapso. ¿Es cierto este escenario? Depende de nosotros determinar si nuestra ausencia realmente decepcionará a todos en nuestra organización. Esto nos pone en una situación en la que nuestro miedo nos mantiene sintiéndonos "acorralados". Nos sentimos "acorralados" porque nuestro miedo ha creado una situación en la que estamos eligiendo entre nuestro propio bienestar o el bienestar de los demás. Esta es una falsa dicotomía. Nuestra ausencia podría ser el catalizador para que alguien más retome nuestras tareas y trabaje en ellas, y posiblemente las complete de manera más efectiva que nosotros en nuestro estado actual. Necesitamos determinar si somos realmente insustituibles o si alguien más podría tomar nuestro lugar. La respuesta podría ser "soy insustituible, pero necesito salir de esta situación o me haré daño a mí mismo y a los demás si esto continúa". Depende de nosotros revisar si nos estamos ayudando a nosotros mismos y a las organizaciones a las que servimos, o si los estamos perjudicando a ellos y a nosotros mismos al engañarnos pensando que esto está funcionando.
El tercer miedo tiene que ver con nuestro propio concepto personal de identidad y la memoria de nuestra comunidad. Si decidimos dejar de ser programadores, ¿borrará eso de alguna manera una parte de nuestra identidad? ¿Nuestra comunidad dejará de identificarnos como programadores y perderemos contacto con personas que se han convertido en amigos y colegas? Una vez más, este miedo es difícil de superar porque la programación puede ser una parte importante de nuestra identidad. Dejar de lado la programación nos puede llevar a sentir que nos estamos desprendiendo de una parte de nosotros mismos y de nuestra identidad. También existe el temor de que la gente deje de llamarnos para trabajos u otros proyectos de programación si decidimos tomarnos un descanso temporal. Si el descanso es temporal, ¿la gente recordará nuestras habilidades en programación cuando decidamos regresar?
Cada uno de estos miedos y preocupaciones son perfectamente válidos, pero pueden no ser ciertos. Podemos sentir miedo de que estamos malgastando nuestro tiempo como programador, pero la verdad es que cualquier proceso de aprendizaje no es en absoluto un esfuerzo malgastado. Podemos preocuparnos de cómo otras personas nos perciben o de cómo la empresa de la que formábamos parte continua sin nosotros, pero la verdad es que no podemos controlar sus percepciones ni sus acciones. Lo que podemos controlar es nuestra participación en cada una de esas comunidades y nuestra propia percepción del tiempo y esfuerzo invertidos. Podemos determinar si una ruptura profunda de la programación sería mejor que una salida gradual de nuestros compromisos. Podemos aclarar con las demás personas cual es nuestro estado actual como programador y determinar si este estado es temporal o permanente. La cuestión más importante es no permitir a los demás que nos convenzan de hacer algo que no queremos o que es perjudicial para nosotros. Si necesitamos parar nuestra actividad en programación porque estamos emocionalmente exhaustos y agotados, entonces debemos dejarlo claro a los demás que les estaremos perjudicando a ellos y a nosotros mismos si continuamos.
Cada uno de estos miedos y preocupaciones son perfectamente válidos, pero pueden no ser ciertos. Podemos sentir miedo de que estamos malgastando nuestro tiempo como programador, pero la verdad es que cualquier proceso de aprendizaje no es en absoluto un esfuerzo malgastado. Podemos preocuparnos de cómo otras personas nos perciben o de cómo la empresa de la que formábamos parte continua sin nosotros, pero la verdad es que no podemos controlar sus percepciones ni sus acciones. Lo que podemos controlar es nuestra participación en cada una de esas comunidades y nuestra propia percepción del tiempo y esfuerzo invertidos. Podemos determinar si una ruptura profunda de la programación sería mejor que una salida gradual de nuestros compromisos. Podemos aclarar con las demás personas cual es nuestro estado actual como programador y determinar si este estado es temporal o permanente. La cuestión más importante es no permitir a los demás que nos convenzan de hacer algo que no queremos o que es perjudicial para nosotros. Si necesitamos parar nuestra actividad en programación porque estamos emocionalmente exhaustos y agotados, entonces debemos dejarlo claro a los demás que les estaremos perjudicando a ellos y a nosotros mismos si continuamos.
Las comunidades más maduras entenderán la necesidad de tomar un descanso y dejar de programar. Entenderán que tu bienestar mental y emocional es más importante que sus necesidad de que continúes y serán capaces de realizar lo que se necesite hacer y subsanar tu ausencia. Es normal y natural en las personas el cambiar de empresas y perseguir otras prioridades.